Fue después de leer el libro El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder cuando decidí escribir un libro similar, pero con futbolistas. Estudié las estructuras de las novelas y descubrí que es en tres partes: planteamiento, clímax y desenlace.
Las recomendaciones de Ayn Rand y otros me ayudaron a entender la importancia de definir previamente el tema, la trama y características de los personajes. Como arquitecto acostumbrado a cartas Gantt, hice un gráfico de líneas de tiempo, una por cada personaje, para integrar sus conflictos y desenlace final.
Mi idea original fue hacer algo similar a lo que hizo Jostein Gaarder con el Mundo de Sofía, donde expone la historia de la filosofía, en lecciones por correspondencia adentro de una trama de novela, donde la protagonista es una mujer adolescente. En vez de eso, yo presentaría la filosofía objetiva, no en un curso por correspondencia, sino en reuniones filosóficas donde tres amigos futbolistas, al estilo de los diálogos de Platón, expondrían la filosofía objetiva con metáforas de futbol, adentro de una trama de novela, donde el protagonista sería un jugador de futbol de elite, que jugaría en Europa y ganaría la Copa Mundial de Futbol de Rusia del 2018.
Comencé a escribirla en el año 2016 en mi apartamento en el barrio de Las Cañitas, ubicado en calles de José Ortega y Gasset esquina Soldado de la Independencia, en Buenos Aires, Argentina. Debido a mi libertad financiera, pude dedicarme completamente y la terminé a fines del 2017. Envié el resumen a cerca de treinta casas editoriales de varios países quienes me respondieron no estaban interesados.
Aunque las reuniones filosóficas eran parte de la trama, se interrumpía por la densidad de los temas filosóficos como metafísica y epistemología. Imprimí algunas copias físicas y se las regalé a varias personas. Coincidieron que la trama se interrumpía y que poco o nada habían entendido de filosofía.
En 2018 no escribí nada, pues trabajé todo ese año como gerente de una inmobiliaria en Miami, pero llevé dos copias físicas para llevarlas a dos casas editoriales, cosa que nunca hice.
Cada vez más la idea de separar la trama de la novela de las reuniones filosóficas fue tomando forma. Tendría que escribir dos libros, una novela y un ensayo. La novela, se centraría en la trama; el ensayo, en el contenido de las reuniones filosóficas, pero debía presentarse no como un ensayo, sino como un manual de consulta práctica. Tendría que escribir dos libros por separado.
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