Los saludó y luego cerró las cortinas. Subió el volumen de la música y acercó tres sillas del comedor. Él estaba decidido. Se arriesgaría a contarles todo. Arturo y Ricardo lo miraron intrigados.
—¿Seguro que aquí no hay micrófonos escondidos? —preguntó Alexandre.
—Seguro —respondió Ricardo.
—Por favor, lleven sus celulares lejos de aquí —dijo Alexandre, ellos así lo hicieron y luego habló.
—Antes de entrar a tratar los temas filosóficos del libro, tengo que contarles algo de vida o muerte —dijo en voz baja, como si lo estuvieran grabando. Les habló casi en un susurro y ellos escuchaban atentamente con la cabeza muy cerca de la suya—. Voy a ir directo al grano. No me interrumpan. Voy a tomar descansos para que puedan digerir lo que les voy a contar. Es fuerte. No lo van a creer. Van a querer levantarse de sus sillas y salir corriendo. Les contaré todo y luego, cuando termine, responderé a todas sus preguntas. ¿Están de acuerdo?
—Sí.
—¿Prometen mantener en secreto lo que digo?
—Sí.
—Está bien, por favor no me interrumpan hasta el final. Es difícil de creer lo que les voy a contar, pero escuchen todo por favor. Voy a comenzar con lo más importante. Cuatro bombas nucleares mil veces más poderosas que la de Hiroshima explotarán en la final del Mundial de Rusia. Por favor no se muevan ni digan nada, solo escuchen y entenderán todo. Se que parece un absurdo, pero sigan escuchando hasta el final, por favor —dijo Alexandre y ellos asentían con la cabeza tragando saliva —. Está confirmado. Los relojes de las bombas están activados y explotarán en Moscú a las 20.00 horas del domingo 15 de julio en plena final del Mundial —dijo haciendo una nueva pausa y prosiguió—. Esta información está confirmada por los servicios secretos de varios países. La probabilidad de que suceda es del noventa y cinco por ciento y así lo han confirmado diversos servicios de inteligencia —se detuvo y vio como Ricardo y Arturo fruncían el ceño tratando de no levantarse de sus sillas—. Será un ataque de bandera falsa que desencadenará la Tercera Guerra Mundial, el Armagedón nuclear que terminará con nuestra civilización —y volvió a hacer una pausa—.
214