—No pararé hasta encontrar quién está detrás de esto —dijo Boris y preguntó—. ¿Llevas las cosas que te di?
—Sí. ¿Por qué querías verme? —dijo Alexandre.
—Creo que en el pendrive están los códigos de una operación militar preparada hace años para un atentado importante como el del 9-11 en Nueva York.
—Eso ya lo sabemos. ¿Cuál es la novedad?
—Creo que será en el Mundial de Rusia —dijo Boris.
—¿Qué pruebas tienes para decir eso?
—Desde el ataque extremista en Londres, el gobierno de Rusia aseguró a la Organización Global de Futbol (OGF) que se tomarían todas las medidas de seguridad para la próxima Copa del Mundo, pero me sorprende que la OGF no vea esa necesidad. Dicen que tales medidas van a arruinar el aspecto económico del Mundial —dijo Boris.
—¿Confías en la OGF? —preguntó Alexandre.
—Tanto como en la Organización Global de la Salud (OGS). La corrupción no tiene fronteras. Creo que esto está relacionado con lo que pasó en el caso de la OGF-GATE —respondió Boris y preguntó—. ¿Lo recuerdas?
—Sí, fue hace algunos años y todo un escándalo —dijo Alexandre.
—Así es —dijo Boris y agregó—. Fue cuando las autoridades suizas allanaron el hotel en Zúrich después de años de investigaciones. Descubrieron los sobornos que otorgaban los derechos de transmisión de los partidos en Estados Unidos y América Latina. La misma OGF fue acusada de comprar votos para elegir las sedes de los Mundiales. Sospecho que la elección de la sede del Mundial en Rusia fue amañada y es parte de un plan que espero que sea sólo una teoría. ¿Lo entiendes?
—No —respondió Alexandre, incapaz de seguir a Boris.
—Cuando el presidente de la OGF renunció a su cargo, pensé que se trataba sólo del tema de la corrupción en el futbol y nada más. Ahora creo que destaparon la olla del caso OGF-GATE solo como pretexto para que renunciara el presidente anterior y su gente para poner a otro con otra gente, es decir, la gente necesaria para producir un gran atentado en el Mundial de Rusia.
—¿Un atentado como el de Londres?
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