ACTO I - CAPÍTULO 25

«LA MANO» EN BARCELONA

Miércoles 25 de abril de 2017

Barcelona ​​España

—Hola Boris.

—Hola. Me alegro que estés bien después del ataque en el estadio.

—Gracias por advertirme que saliera.

—¿Advertirte? No te he advertido nada.

—Pero, ¡cómo! Recibí un mensaje desde tu celular. Es tu número de teléfono.

—Déjame verlo —y frunció el ceño cuando leyó.

«EL ESTADIO EXPLOTARÁ! ¡SAL AHORA!».

—Alguien me hackeó. Fue una advertencia —dijo Boris preocupado, permaneció en silencio durante un largo tiempo y agregó hablando más bajo y lentamente—. Alguien nos está espiando y mis hackers no pueden identificarlo. Nos contacta cuando quiere y hace lo que se le da la gana. Firma como “La Mano”. Mis hackers están desconcertados y asustados, nunca habían visto algo así y dicen que es un genio. Aparece y desaparece como un fantasma y no deja rastro. Está intentando ganarse nuestra confianza. En la KGB utilizábamos esa técnica para infiltrarnos en el enemigo.

—Pero si él quería salvarme la vida, debe ser uno de los buenos.

—¡No seas ingenuo Alexandre!

Boris se rascó la cabeza pensando quién podría ser. Se sintió impotente, la inteligencia de “La Mano” era superior a la suya.

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—No pararé hasta encontrar quién está detrás de esto —dijo Boris y preguntó—. ¿Llevas las cosas que te di?

—Sí. ¿Por qué querías verme? —dijo Alexandre.

—Creo que en el pendrive están los códigos de una operación militar preparada hace años para un atentado importante como el del 9-11 en Nueva York.

—Eso ya lo sabemos. ¿Cuál es la novedad?

—Creo que será en el Mundial de Rusia —dijo Boris.

—¿Qué pruebas tienes para decir eso?

—Desde el ataque extremista en Londres, el gobierno de Rusia aseguró a la Organización Global de Futbol (OGF) que se tomarían todas las medidas de seguridad para la próxima Copa del Mundo, pero me sorprende que la OGF no vea esa necesidad. Dicen que tales medidas van a arruinar el aspecto económico del Mundial —dijo Boris.

—¿Confías en la OGF? —preguntó Alexandre.

—Tanto como en la Organización Global de la Salud (OGS). La corrupción no tiene fronteras. Creo que esto está relacionado con lo que pasó en el caso de la OGF-GATE —respondió Boris y preguntó—. ¿Lo recuerdas?

—Sí, fue hace algunos años y todo un escándalo —dijo Alexandre.

—Así es —dijo Boris y agregó—. Fue cuando las autoridades suizas allanaron el hotel en Zúrich después de años de investigaciones. Descubrieron los sobornos que otorgaban los derechos de transmisión de los partidos en Estados Unidos y América Latina. La misma OGF fue acusada de comprar votos para elegir las sedes de los Mundiales. Sospecho que la elección de la sede del Mundial en Rusia fue amañada y es parte de un plan que espero que sea sólo una teoría. ¿Lo entiendes? 

—No —respondió Alexandre, incapaz de seguir a Boris.

—Cuando el presidente de la OGF renunció a su cargo, pensé que se trataba sólo del tema de la corrupción en el futbol y nada más. Ahora creo que destaparon la olla del caso OGF-GATE solo como pretexto para que renunciara el presidente anterior y su gente para poner a otro con otra gente, es decir, la gente necesaria para producir un gran atentado en el Mundial de Rusia.

—¿Un atentado como el de Londres?

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—Uno mucho peor. Varias bombas podrían explotar simultáneamente en distintos estadios y ciudades de Rusia durante la transmisión de los partidos en directo. ¿Te imaginas el impacto psicológico si explotan simultáneamente mientras lo ven millones de personas?

—Sería terrible, pero no sé si peor que el 9-11.

—Tú sabes que yo espío la historia, ¿verdad?

—Sí.

—Lamentablemente, los gobernantes no han cambiado mucho desde antes de la época de las Cruzadas, y sospecho que viene algo grande —dijo Boris y agregó—. Lo bueno de esa época es que no había armas nucleares.

—¿Estás sugiriendo un atentado nuclear?

—No he dicho eso, pero es una posibilidad.

—¿Tienes alguna prueba?

—Especulaciones informadas, sí; pruebas concluyentes, no.

—Boris, ¿por qué querías verme? —preguntó Alexandre para cambiar de tema y ni siquiera atisbar a esa posibilidad, como si evadirla pudiera borrarla de la realidad.

—Quiero que uses este bolígrafo. Es el cañón de una pistola con una sola bala calibre 22, pero puede salvarte la vida.

—Gracias. ¿Qué harás para encontrar el pendrive?

—Es una aguja en un pajar y el pajar es muy grande. No creo que lo encontremos. De todos modos, con mis hackers estamos investigando a Gambino, creemos que sabe algo. Está construyendo una casa en las montañas de Nueva Zelanda, pero nadie sabe dónde.

—¿Seguirás usando el mismo celular? —preguntó Alexandre y Boris sintió una punzada en el estómago.

—No. Pero firmaré como siempre. SIROB. Cuando recibas mi mensaje, seguiremos el siguiente procedimiento de seguridad. Primero, responderás a mi mensaje con una palabra clave: justicia. ¿Queda claro? —preguntó Boris.

—Sí.

—Yo te responderé con otra palabra clave: natural —dijo Boris.

—Entiendo —dijo Alexandre.

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—Para completar el procedimiento, me responderás con la última palabra clave: absoluta —agregó Boris.

—No lo olvidaré. Justicia, natural, absoluta —dijo Alexandre.

—Eso es —dijo Boris y se despidieron.

Unos metros más adelante, Boris sacó el chip de su móvil que había sido hackeado y se lo guardó en el bolsillo. Golpeó furiosamente el teléfono celular contra el pilar de una farola hasta que se hizo añicos. Sacó un potente imán de su bolsillo y lo pasó por el chip. Luego lo quemó con su encendedor y luego con sus poderosos dedos rompió en mil pedazos lo que quedaba de él. Sus restos los arrojó a distintos basureros. Sabía que había sido “La Mano” la que había hackeado su celular y lo había humillado. Por primera vez en su vida se sintió asustado y perdido.

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Una Mente Excepcional, por Charles Kocian. Copyright 2024. Todos los derechos reservados.

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