Cuando estaban empatados y faltaban diez minutos, Jameson, el mejor delantero de los Oldchester Vikings, les marcó un golazo. Intentaron revertir el marcador, pero volvió a marcar cinco minutos después y perdieron cuatro a dos.
Estuvieron a punto de convertir en dos ocasiones, pero el equipo rival jugó al contraataque y no perdonó sus errores defensivos.
El campeonato los tenía agotados ya que todos habían sido convocados para jugar con sus países en el Mundial.
Dos horas después del partido, Victoria y Alexandre estaban sentados en los sillones frente al bar del hotel mientras les servían sushi y champán. Francisca entró por un lado con tacones altos y un vestido corto de seda gris.
Ella los reconoció y se acercó a saludarlos.
—Siéntate con nosotros —dijo Victoria y se sentó, dejando a Alexandre en el medio.
—¡Qué bien acompañado estás, filósofo! —un colega se despidió de él a gritos desde lejos y él levantó su mano para saludarlo.
—Hoy celebraremos aquí el cumpleaños de mi padre —dijo Francisca cruzando una pierna sobre la otra y dejando uno de sus muslos cerca de la mano de Alexandre.
—Te ves hermosa con ese vestido —dijo Victoria y pensó, “¡Que descarada!”
—Y tú eres un pedazo de cielo en verano —respondió Francisca y pensó, “¡Que tierna!”.
—¿Quieren quedarse a la fiesta? ¡Los invito! Será muy elegante, luego podremos hacer nuestra propia fiesta privada — añadió, inclinando la cabeza hacia un lado, moviendo su largo y rizado cabello rojo y pensó, “¿Caerán pajaritos, caerán?”
—Lamentablemente me temo que no podremos, tenemos que salir hacia el aeropuerto, nos esperan mañana en Cambridge —dijo Victoria y pensó, “Ya te desenmascararé.”
—¡Oh! Qué lástima. Me hubiera gustado atenderlos. Tengo una suite privada que les encantaría y es ideal para hablar de filosofía —dijo Francisca.
—Es un compromiso familiar. Mis padres nos invitaron a cenar. ¡Realmente nos hubiera encantado quedarnos! —agregó Victoria cruzando una de sus piernas sobre la otra y realmente se sintió tentada porque era una buena oportunidad para desenmascarar al enemigo.
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