ACTO I - CAPÍTULO 27

8ª REUNIÓN FILOSÓFICA

PARÍS

Sábado 5 de mayo de 2018

París Francia

Habían jugado contra el club León de París, uno de los dos que le hacían el peso a su equipo en Francia. Alexandre se había recuperado de su lesión del empeine. El público había vestido de amarillo, igual que las camisetas de sus rivales, pero “Roar”, la mascota que había animado a los jugadores del equipo rival, no había logrado su objetivo. Esa tarde Alexandre y sus compañeros de camarín habían ganado tres a cero.

Todos pensaban en el Mundial que estaba a la vuelta de la esquina. La OGF había llegado a un acuerdo con el gobierno ruso para que las medidas de seguridad adicionales no arruinaran el aspecto comercial.

Durante ese mes Alexandre había trasnochado varias veces trabajando en lo que seguía del libro. Como siempre, Yellow lo recogió en el hotel. En el mismo sedán blindado que le había salvado la vida llegaron a un edificio de oficinas. Subieron hasta el helipuerto y despegaron en uno de los helicópteros del Sr. Walker comentado la hermosa vista aérea de París en ese día soleado.

Aterrizaron en una lujosa casa de estilo provenzal en las afueras de la ciudad. Pasaron junto a los guardias de la entrada, fuertemente armados, junto a dos tanquetas.

En el gran comedor se reunió con Arturo y Ricardo. Cuando estuvieron listos, encendió la grabadora. Hablaron de moralidad, pero moral objetiva. Captaron que la moral era el estudio de las acciones más apropiadas para que un ser humano fuera feliz en su vida. Lo racional, era bueno; lo irracional, malo.

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Pero diferenciaron una moral objetiva de una subjetiva. Una moral objetiva se asentaba en una metafísica y epistemologías objetivas. Los valores objetivos eran por los cuales se actuaba y para alcanzarlos estaban las virtudes objetivas. Estas eran acciones concretas para alcanzar valores, que era aquello que se deseaba y todo lo anterior implicaba vivir con principios.

Captaron que lo más importante era alcanzar autoestima, que comenzaba con enfocar la mente para tener claridad mental y poder diferenciar una cosa de otra al tomar decisiones.

La conclusión de la reunión fue que premisas erróneas engañaban al hombre y lo dejaban sin autoestima. Alexandre les leyó parte del discurso de Galt de la novela La rebelión de Atlas, escrita por Rand, que decía que la moral de la razón se basaba en un único axioma: la existencia, existe, y en una única elección: vivir. Sus valores eran: razón, propósito y autoestima; y sus virtudes eran: racionalidad, integridad, honestidad, justicia, productividad, independencia y orgullo.

Aunque Ayn Rand los había inspirado y concordaban con ella en metafísica, moral, epistemología y arte, discrepaban en política, pues implementar el capitalismo ignorando el realismo geopolítico, y las guerras, lo convertían en una utopía. Sanciones económicas internacionales y un sistema financiero global sin respaldo oro impedían el libre comercio y la democracia. Si el hombre era un animal racional, debía actuar de buena fe y tomar decisiones individuales racionales sin iniciar la fuerza o el engaño con otros.

Los filósofos-futbolistas habían recorrido un largo camino y les faltaba sólo una reunión para terminar de escribir el libro. Pero luego faltaba compilarlo, editarlo, revisarlo y publicarlo, y eso era toda otra historia, otra cosa, un nuevo y largo trabajo que de alguna manera había que hacerlo.

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Una Mente Excepcional, por Charles Kocian. Copyright 2024. Todos los derechos reservados.

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