—¡Oh, por favor dame tu autógrafo Alexandre! —le dijo una chica irlandesa y se tomaron una selfi junto a otros fans. Debido a la multitud les costó salir del hotel y llegar al taxi.
—Vamos al barrio de Temple Bar —le dijo Alexandre al taxista cuando iniciaban su marcha en medio de la multitud.
Cuando llegaron, se bajaron, él se subió la capucha y puso sus gafas de sol. Victoria y Francisca vestían jeans y camisetas.
El taxista los había dejado en el bar “The Pendragon’s”.
Antes de entrar vieron a un grupo de fans del equipo irlandés todavía cantando y bebiendo cerveza con sus camisetas verdes.
—Nunca estuvimos en Temple Bar —Victoria le dijo a Alexandre.
—Me encanta la música irlandesa —dijo Francisca.
—A mí también. A dos cuadras se encuentra el famoso The Merlin’s Bar. Hoy toca una muy buena banda irlandesa. ¡Vamos para allá! —dijo Alexandre.
—¿Ya estuviste aquí? —Francisca le preguntó a Alexandre con una sonrisa pícara adivinando lo que iba a responder.
—Sí, estuvimos con Ronald aquí hace un par de años. ¡Vacaciones! Fue algunas semanas después que conocí a Victoria.
—La música irlandesa es muy alegre y no puedo quedarme quieta mucho tiempo si la escucho —dijo Victoria mirando a Francisca.
—Yo tampoco. ¡Me encanta Dublín! —dijo Francisca, y pensó en alguien más en otro lugar, “Tal vez pueda amarte.” Quizá su miedo a enamorarse comenzaba a desaparecer.
Comieron bocadillos, escucharon música y tomaron cerveza. Cuando cambiaron la orquesta no les gustó y decidieron ir a otra parte. Después de visitar varios lugares entraron a Merlin’s Bar y les encantó la música en vivo.
—Por aquí —les dijo una estudiante cuando entraron y vieron que había poca gente.
—¡Que buena la música! —comentó Alexandre.
—¡Aún no han escuchado nada! Mas tarde llegará el mejor grupo de música de Irlanda.
—¡Qué suerte! ¿Tienes una mesa cerca del escenario? —preguntó Victoria.
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