ACTO I - CAPÍTULO 9

BORIS EN BARCELONA

Martes 28 de noviembre de 2017

Ciudad Deportiva del Club de Los Reyes

Barcelona ​​España

Después de la última reunión filosófica, Alexandre sintió que el hechizo de Francisca había hecho metástasis. Sabía que amaba a Victoria y no la cambiaría, pero sentía una atracción irresistible hacia ella. Nunca en su vida le había pasado nada parecido y no podía entender qué lo había causado. Era más que algo físico, incluso más que estar enamorado, como un misterio insondable, familiar y aterrador.

—Has estado jugando muy bien últimamente —dijo Greg, confirmando lo que Alexandre ya sabía. Todo estaba mejorando al comprender los temas del libro. Pero el tetraedro metafísico se robaba la película. Estaba atravesando un proceso de metamorfosis mental y los cambios positivos se notaban dentro y fuera de la cancha.

—¿Vas a ir a la fiesta? —preguntó uno de sus compañeros saliendo del camerino.

—No. Tengo que hacer.

—¿Qué estás haciendo, Alexandre? Hay que dejar ir a los que se fueron —le dijo otro compañero de camerino, creyendo que estaba deprimido por la muerte de Ronald.

—¡No te aísles, filósofo! —gritó alguien más.

—¡No te preocupes, estoy bien! —exclamó Alexandre para aclarar que estaba mejor que nunca, y era verdad.

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«RUSIA INTERVENDRÁ EN LA CRISIS NUCLEAR», leyó la noticia en su celular.

«ALEXANDRE DUVAL ¿EL NUEVO RONALD?» La nota había sido publicada en el diario más importante de España y destacaba un cambio positivo en su juego.

Él y Victoria habían preparado un viaje a París para el próximo fin de semana. Era la ciudad que a ella más le gustaba.

Alexandre se dedicó al estudio de lo que siguió en el libro, que era más epistemología, así que se devanó lo sesos. Pero el tiempo cada vez escaseaba más debido a la convocatoria a la selección de Francia, por lo que tuvo que trasnochar muchas veces pues en el día el tiempo o le alcazaba.

«NECESITAMOS HABLAR. SIROB»

El mensaje era de Boris. Escrito al revés, era la clave para reunirse en un lugar y hora secretos que habían acordado de antemano.

Cuando llegó la hora, se puso la capucha y se dirigió de incógnito a un restaurante. Boris estaba en un rincón en una mesa difícil de ver.

—Siéntate —dijo sacando una foto en la que aparecía Lenel con tres jóvenes caminando por la calle al lado del aviso publicitario de una ropa deportiva.

—¿Los conoces? —preguntó pasándole la foto.

—Aparte de Lenel, no. ¿Por qué lo preguntas?

—Yo he espiado a Lenel últimamente y grabé, con el micrófono direccional de mi cámara, lo que dijo en ese lugar —dijo Boris, sacando un papel de su bolsillo que decía:

«Alguien tiene que apagar los pequeños incendios antes de que se conviertan en grandes incendios».

Boris le explicó que cuando Lenel lo dijo, se detuvo al lado de un letrero publicitario e hizo un gesto con la mano, como si estuviera escribiendo un libro en el aire.

—¿Qué tiene que ver Ronald con un libro? —preguntó Borís.

—No lo sé —dijo Alexandre, recordó a Francisca y pensó, “Otra vez mentí.”

—¿Te diste cuenta de la foto publicitaria detrás de ellos? —preguntó Boris.

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—¿Hay algo importante que ver en ella? —preguntó Alexandre mirándola.

—Es un anuncio de ropa deportiva con la imagen de Ronald. Lenel hizo ese gesto de escribir un libro frente a su imagen, ¿entiendes? —respondió Boris, Alexandre miró la foto con más cuidado, vio la imagen de Ronald y pensó, “¡Lenel, si fuiste tú, juro que te voy a matar!” Se hizo un silencio y Alexandre otra vez pensó, “Boris, no puedo decirte nada sobre el libro.” Boris lo miraba con sospecha y preguntó.

—¿Ronald quería escribir un libro?

—Él quería, pero nunca lo hizo. Lo mataron antes —respondió Alexandre.

—¿Había escrito alguno?

—Antes de que lo mataran no escribió ningún libro. Te lo aseguro —dijo Alexandre.

—Al parecer Lenel fanfarroneaba frente a sus amigos del Club de Esgrima cuando saqué la foto. Creo que su muerte está relacionada con algún libro. Lo estoy investigando. Ten cuidado. Ahora será mejor que te vayas —dijo Boris.

—Gracias. Tendré cuidado Boris. Cualquier cosa nos reunimos aquí. Adiós.

Alexandre, dio un paseo para calmarse. Si Lenel era el asesino, vería cómo vengarse, aunque necesitaba más pruebas. Boris, sabía que Alexandre le estaba ocultando algo.

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Una Mente Excepcional, por Charles Kocian. Copyright 2024. Todos los derechos reservados.

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