En el mismo momento que Boris había matado al sicario, el presidente MacDoe dio su discurso televisado en vivo a las cuatro de la mañana del 4 de noviembre, en la madrugada del día siguiente de las elecciones. Lo pronunció en la casa de gobierno y en la sala había unos doscientos seguidores, amigos y familiares.
—Lo que está pasando es una vergüenza para nuestro país y un fraude a los ciudadanos estadounidenses. Nosotros ganamos las elecciones —comenzó su discurso MacDoe.
Durante la carrera electoral había advertido que la pandemia provocaría que muchas personas votarían por correo, lo que podría conducir a un fraude electoral.
—Hace seis horas estábamos ganando en todos lados con una ventaja insuperable y cuando nos disponíamos a celebrar, de repente todo se detuvo. Esto se llama fraude y no lo vamos a permitir, no en nuestro país, el país de la ley y el orden. Esto es una vergüenza nacional y vamos a acudir a la Corte Suprema —añadió MacDoe, consternado.
Más de 100 millones de personas habían votado por correo por miedo al contagio de la pandemia, la mayoría demócratas, y semanas antes del día de las elecciones.
La noche de la votación hubo muchas irregularidades, por ejemplo, los votos se siguieron contando ilegalmente después del cierre de las urnas y todos eran para el oponente de MacDoe, el demócrata Jack Rotten. En muchos lugares llegaron camiones repartidores de pizzas que no llevaban pizza para la gente que estaba trabajando contando los votos sino con más votos para Rotten, y en otros centros de votación llegaron contenedores de plástico que no estaban vacíos para sacar la basura sino llenos de más votos para Rotten.
Pero las cosas fueron de mal en peor. La Corte Suprema se negó a ver pruebas del fraude presentadas en varias demandas. Su excusa fue que la acción legal no tenía legitimación para presentar el caso. Una de las demandas, encabezada por Arizona, contó con el apoyo de los fiscales generales de 21 estados, además de 127 miembros republicanos del Congreso. Alegaban que los resultados habían sido inconstitucionales debido a la intervención de potencias extranjeras en las máquinas de votación, entre otras cosas.
Para quienes habían seguido las elecciones por televisión, habían visto que la tendencia de los gráficos mostraba a MacDoe como seguro ganador con el setenta por ciento de votos escrutados, pero luego sucedió algo completamente inusual.
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